sábado, febrero 16, 2019

Cuando te atrapa la inspiración...


 
  
Hace un par de meses hice un viaje familiar increíble a Chacahua, Oaxaca con motivo del fin de año, un viaje que de verdad fue mágico, nos hospedamos en una enramada en la playa, a sólo unos metros del mar, acampamos algunos, otros durmieron en cabañas, pero teníamos lo básico para pasar unos días allá y realmente convivir y disfrutarnos, fue muy especial. Casi toda mi familia estaba ahí, éramos 21 y gozamos muchísimo, pero recuerdo que justo pasando las 12 de la noche del día 31, después de los abrazos y de la emoción de recibir un año nuevo, hubo un momento en que mirando la enorme fogata que había en la playa pensé que era triste no tener una pareja, que estuviera ahí conmigo disfrutando tan increíble lugar y festejo, abrazándome y besándome, y mirando conmigo ese precioso mar y la noche repleta de estrellas.

 
Aunque he disfrutado muchísimo estar soltera varios años en los que he crecido y cambiado mucho, que de verdad los agradezco y no los cambiaría por nada, sí tengo muy claro que nací para estar en pareja (no sé si con hijos porque no me veo así pero uno nunca sabe si un día, si aún hubiera una posibilidad de embarazarme, podría cambiar de opinión si fuera un plan con la pareja con quien quisiera compartir mi vida, o adoptar, o ser una segunda mamá para los hijos de mi pareja, o ninguna de las opciones anteriores si mi pareja tampoco se viera con hijos, la vida es un misterio y todo puede cambiar de un momento a otro dependiendo de la situación…), pero sí me veo con una pareja, compartiendo mi vida, viajando por el mundo, creciendo, aprendiendo, disfrutando, sorprendiéndome, es un gran anhelo que siempre he tenido y estoy segura de que esa persona me va a encontrar, cuando sea el momento.
 
Y pues bien, gracias a algunos sucesos en los últimos días como el 14 de Febrero y toda su mercadotecnia, el último Jueves de mi grupo de Semiología de la Vida Cotidiana en donde he hablado mucho de mi y de lo que siento y pienso, una plática increíble en el coche la semana pasada con mi amiga querida Mariana y otra conversación ayer por teléfono con mi amiga del alma Carola sobre las relaciones, una canción de mi cantautora favorita que escuché ayer y que la letra me llegó muy profundo, y el encuentro con una persona que me movió muchísimo incluso desde antes de conocerla y hablar con ella (al principio solo con cruzar la mirada literal, como si nos conociéramos de otra vida), hizo que me cayeran muchos veintes y entendiera muchas cosas sobre las relaciones, sobre el enamoramiento, sobre el amor y sobre mi.
 
Siempre fui de relaciones largas, es la primera vez que he estado tanto tiempo sin pareja, y haciendo un análisis de estos últimos años me doy cuenta de que aunque no he tenido un novio como tal la realidad es que sí me he enamorado varias veces, y la última vez fue hace unos días por cierto jajaja. El enamorarse es de uno, te puedes enamorar platónicamente de un actor, como yo de Mark Ruffalo jajaja, y también te puedes enamorar de personas que sí conoces siendo o no correspondido/a por la persona de la que te enamoraste, seas o no correspondido es igual de mágico enamorarte y a quien llena de energía eso es a ti, es lo que debe importarte. Si fuiste correspondido en el momento en que sucedió y ya no evolucionó eso a una relación formal, o no lo fuiste porque la persona tenía/tiene pareja o porque ni se enteró de tus sentimientos, no significa que lo que sintieron juntos o sentiste haya sido menos intenso o verdadero. El enamoramiento y el amor son tuyos, vienen de dentro de ti y sólo te benefician y enriquecen a ti, si lo puedes compartir qué maravilla!, si no tan solo quédate con la perla de esa experiencia, con lo que te deja a ti.
 
Hace tiempo me enamoré de la persona menos imaginada, totalmente distinta a mi, y me hizo conocer partes de mi que nunca había explorado y que son parte muy importante de quien soy y de mi esencia, me hizo perder muchos miedos, cuestionarme muchas cosas, también me hizo enfrentar un tanto de frustración y sin duda me hizo crecer, ahí entendí que se puede sentir con mucha intensidad y que eso me gusta, esa persona me marcó bastante y agradezco mucho su paso por mi vida. También tuve el enamoramiento tipo chick flick del que ya hablé en el post anterior del blog y que de verdad estuvo increíble, se sintió bien pero fue más una ilusión, estar enamorada del amor y querer vivir un episodio de película, eso fue. Y también tuve el enamoramiento al otro lado del mundo, que siempre tuvo una temporalidad, donde todo fue una tremenda aventura con paisajes maravillosos, lagos, montañas, un eclipse, música y comida deliciosa. Hay algunos más, unos reales, otros platónicos, pero cada uno me hizo comprender algo de mi, darme cuenta de lo que quiero y de lo que no quiero, de quien soy y de lo que siento, han sido espejos en los que me he podido ver reflejada y siento una gratitud inmensa por ellos.
 
Lo importante y relevante de estos enamoramientos es que me atreví, me atreví a sentir, me atreví a salirme de mi zona de confort, a conocer a otra persona, a olvidarme de mis miedos, a dejar a un lado las expectativas lo más posible, a permitirme sentir todo, a dejarme ir y vivirlo, vivir lo que estaba sucediendo, el tiempo que durara. Me pregunté a mi misma hace rato si amé a esas personas, y la respuesta es sí, en el momento o tiempo que compartimos sí los amé, porque no puedo vivir algo tan mágico sin sentir un amor profundo. Y claro, hay muchas clases de amor y por supuesto hay un tipo de amor que se construye día a día con una pareja dentro de una relación, y que se va transformado con el tiempo y se puede llegar a fortalecer muchísimo o a convertir en un amor más fraternal al paso de los años. Pero el amor tiene muchos matices y claro que puedes amar a alguien que te hace sentir algo increíble, el tema es el apego, y si no aprendes a “Amar y Soltar” todos los días sin apego, puedes llegar a sufrir mucho.

 
Esa necesidad que tenemos de poseer, de asegurarnos de no perder algo que nos hace sentir bien, que nos emociona, esa obsesión de que un momento o una sensación placentera se repitan una y otra vez, somos adictos a lo que nos hace sentir bien y hacemos lo que sea por obtenerlo y conservarlo, nos llenamos de expectativas y las proyectamos en los demás. Y si, terminamos desilusionados porque dejamos de vivir “lo que está pasando” por estar pegados en “lo que pasó” o en lo que “queremos que pase” y nada de eso depende de nosotros. Solo somos responsables de lo que sentimos y hacemos, no de lo que sienten y hacen los demás. Seríamos más felices si viviéramos y disfrutáramos al máximo los momentos sin expectativas, sin apegos, solamente lo que ES, lo que hay, lo que está pasando.
 
Obviamente yo quiero tener una pareja con quien compartir la vida, el más tiempo posible, me encantaría que llegara ese cómplice, amante, amigo, socio y compañero de viaje y aventuras; como le dije hace poco a un amigo “Quiero ser LA persona de alguien y que ese alguien sea MI persona” (obviamente refiriéndome a ser esa persona importante, prioritaria y especial en la vida de la otra persona, no en un sentido de posesión), alguien que no me necesite para estar bien pero que elija todos los días amarme y estar conmigo, pero no ha llegado y no por eso voy a tirarme al drama o a amargarme, todo lo contrario!, entendí por fin que todo tiene un tiempo y un para qué, que estos años han sido maravillosos para conocerme y enamorarme primero de mí!, y entonces permitirme abrirme a enamorarme de alguien más.
 
Y va a durar lo que tenga que durar, un momento, días, meses, a lo mejor una vida, pero lo importante es abrirse a conocer y a vivirlo porque permitiéndote conectar y conocer al otro te conoces a ti mismo/a muchísimo!, “la experiencia te da en la medida en la que tú te das a la experiencia” (frase de Semiología de la Vida Cotidiana), y mientras te des a la experiencia en consciencia, con el corazón y la mente abiertos, con todo tu ser, siendo honesto/a con el otro y contigo mismo/a, no tienes nada que perder y todo que ganar. La vida es corta, VIVAMOS!!!
 
Y tal vez tu camino no vuelva a coincidir con esa persona, o quizás si... no lo podemos predecir, está en manos del destino y del tiempo (cuando algo no es para ti, aunque te pongas, y cuando algo es para ti, aunque te quites), pero lo que te deja cada encuentro, cada experiencia, te lo llevas para siempre y se vuelve parte de ti y de quien eres, nunca vuelves a ser el/la mismo/a después de eso, cambias, evolucionas, y eso siempre hay que agradecerlo.
 
Si no hubiera tenido la oportunidad de estar soltera todo este tiempo seguramente no sería la mujer que soy hoy, mis relaciones anteriores me dejaron muchas cosas, buenas y malas, después de mucho trabajo interno hoy entiendo que las malas también resultaron ser buenas, son de esos regalos con envolturas extrañas que hoy entiendes que necesitabas para aprender algo, y que además elegimos vivir porque son parte de nuestro proceso. Siempre hay que encontrar nuestra responsabilidad en lo que vivimos, porque la tenemos, necesitamos abrir los ojos y estar más despiertos y conscientes para poder ver las señales, ahí están. Yo hace años pensaba que quería un tipo de relación, porque no conocía más, porque me daba miedo pedir, porque mi autoestima no estaba bien, pero gracias a conocerme, a gustarme y a amarme hoy sé lo que quiero y lo que me gusta y no me da miedo pedirlo y esperar a que llegue a mi vida. Esperar tranquila porque ya no me da miedo estar sola, me distruto mucho, disfruto mi compañía, y cuando vibras así, alto, solo puedes coincidir con personas que vibren igual, y una de esas personas llegará para amarnos, estoy segura.
 
Y para cerrar con broche de oro la semana del amor y la amistad, mi cantautora favorita del universo, Sara Bareilles lanza una nueva canción “Fire” y me vuela los sesos, la letra es una joya y describe a la perfección muchas cosas que siempre he sentido y pensado, yo quiero justamente un amor donde pueda ir a lo más profundo de mi y de la otra persona, no quiero algo superficial que pueda quemarse al primer flamazo, quiero un amor en donde juntos hagamos que las llamas crezcan y se mantengan por mucho tiempo. La canción dice “Y sé muy bien que quiero aguas más profundas”, y sí, eso quiero, qué importante es ser honesto con uno/a mismo/a ¿no?.


 
Y hoy aquí estoy, entera, despierta, plena, feliz, soltera, a 2 meses de cumplir mis 40 primaveras, cantando todo el día como hace tiempo no lo hacía, como adolescente, sonriendo sin parar por la fortuna de coincidir, inspirada y sin poder parar de escribir:
 
“Y entonces un día te enamoras a primera vista y una mirada te atraviesa el alma, y después estás ahí, hablando por horas con ese ser hasta entonces desconocido como si se conocieran de otra vida, como si se hubieran reencontrado, y no puedes parar de sonreír y de hablar sin ningún tipo de filtro, siendo quien eres, cómoda, libre, y se siente bien. Y después tratas de revivir el momento en tu mente buscando detalles y literal no puedes recordar ni siquiera cómo estaba vestido, o a qué sabía lo que te tomaste, porque no te diste cuenta, estabas tan absolutamente hipnotizada viéndolo a los ojos, mirándolo sonreír, escuchándolo atentamente y sintiendo todo lo que te estaba regalando el momento, que no te importó nada más. Y te quedas con una energía impresionante, y aunque sabes que las probabilidades de coincidir de otra manera hoy son nulas, entiendes que a quien enriquece y le deja algo increíble ese sentimiento es a ti, te llenó el corazón de cosas lindas, y es lo único que debe importarte, lo demás no está en tu control. Sin apego, agradeciendo la fortuna de poder enamorarte, de poder sentir algo tan hermoso tan intensamente... que chingón es el amor!”.