La otra noche te soñé, fue tan real que casi podría jurar que estuvimos juntos y hablamos, recuerdo tu mirada, tu sonrisa, tu voz y hasta tu olor...
Al verte te reconocí inmediatamente, como si ya nos conociéramos de antes, de siempre, me sentí tan cómoda, tan segura, tan en paz.
Me dijiste que esperara, que tuviera paciencia porque aún no era nuestro momento, que aún había cosas que aprender y que vivir, pero que cada día estábamos un paso más cerca de abrazarnos fuerte y no soltarnos nunca.
Me contaste que al ver un amanecer casi puedes escuchar mi risa y eso te hace sonreír siempre, y que cuando hay luna llena sientes mi mirada sobre ti.
Me aseguraste que valdrá la pena la espera y que me vas a encontrar, porque traes tatuado el camino en el alma...